LAS PELEAS DE PERROS EN MÉXICO

 

Arropadas por las autoridades, las mafias que organizan las peleas de perros mueven enormes cantidades de dinero, producto de las apuestas. Los encuentros se dan tanto en zonas residenciales como Polanco, como en barriadas de Ciudad Neza; desde la capital de la República, hasta tocar el corazón turístico de Cancún.

Tras varias semanas de investigación, esta reportera encontró que al igual que un boxeador empieza peleando en arenas locales, puede llegar a los más altos circuitos. Los perros van "subiendo", dependiendo de las peleas ganadas, pero quienes adquieren mayor prestigio son sus entrenadores, casi siempre sus propios dueños. Tal es el caso de los perros conocidos en estos círculos como "Línea Navarro".

Las peleas de los "principiantes" se hacen en los patios o azoteas de casas y vecindades, incluso en camellones. Estas son las riñas donde menos dinero circula, y a veces sólo se hacen para generar cierta "imagen" entre los dueños de los perros.

En los combates más avanzados contratan "jueces", quienes fungen como "réferis" quiénes muchas veces guardan a los perros desde un día antes, para evitar que lleguen drogados a la pelea, mismos que serán pesados y luego bañados en leche para evitar que se utilicen venenos en la piel de estos modernos "gladiadores".

Alfredo Rojas "El Cubano", organiza peleas en Chimalhuacán, sobre la avenida Maravillas, donde su Pit Bull color chocolate con blanco, "El Robin", le ha brindado muchas victorias, por lo que muchos lo buscan para pelear a sus animales. Por ejemplo, Iván "El Gallo", quien vive en Sur 24, Colonia Agrícola Oriental en Iztacalco y quien posee tres Pit Bull, que frecuentemente pelean con "Robin" ante 30 ó 40 espectadores de entre 17 y 28 años, con apariencia de chavos banda.

Cuando las apuestas empiezan a crecer, la organización de la pelea se vuelve más compleja y se utilizan sitios especiales para los combates, sobre todo casas particulares. Por ejemplo, hasta hace aproximadamente seis meses se realizaban estos encuentros en un domicilio ubicado en la colonia Olivar del Conde, en una casa con fachada verde (sin número) que está casi en la esquina de las calles 10 y 22. Este inmueble fue utilizado durante varios meses sin que se presentara redada alguna.

"Aunque las apuestas están prohibidas en México, el ilícito en que se incurre con mayor frecuencia es estos lugares es el de la crueldad hacia los animales, también es común que circulen drogas en estos sitios, además de ser notoria la portación ilegal de armas de quienes custodian la vivienda", reconoce Arnold Ricalde de Jager, Presidente de la Comisión del Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa (ALDF).

Tras las peleas en la colonia (aproximadamente cada tres meses), siguen los eventos de barrio contra barrio, ya con apuestas mucho más importantes. Aquellos entrenadores cuyos perros han demostrado ser destacados en el combate, llevan a sus animales a otros circuitos donde asiste gente adinerada y las apuestas rebasan las posibilidades del mexicano promedio.
Entre los entrenadores más afamados de este circuito está uno apodado "El Güero", cuya fama recorre Iztapalapa pues sus perros han ganado múltiples peleas.

Ya en la cúpula de las peleas se rumora sobre la asistencia de importantes políticos, la entrada es bajo estricta invitación. En estos niveles, los combates alcanzan un estrato internacional pues llegan a traer perros desde el extranjero a luchar entre sí o con los nacionales.

Los entrenadores o Pitilleros (mote ganado porque la mayoría de sus perros son de la raza American Pit Bull o Pits) se inician como aficionados a las peleas y, si les resulta, se van especializando hasta llegar a las peleas "profesionales". Saben cómo ejercitar a su perro, alimentarlo y a veces hasta cómo coserlo ya que después de la pelea el competidor queda con múltiples lesiones y no siempre visita a un veterinario titulado.

Tal es el caso de Leonardo "El Mamado", quien vive en la colonia Portales, en la calle Odesa 1104. Los vecinos aseguran que se dedica al entrenamiento de perros de pelea y se ha ganado un respeto dentro de los circuitos de los combates caninos. Entrena animales y cobra por cruzar a sus Pit Bull probados en peleas. Los frutos del negocio resultan evidentes, pues hasta hace poco se le veía en un Corvette.

RAZAS EN PUGNA

"La Jornada" pudo constatar que la compra y venta de cachorros de todas las razas incluyendo el Pit Bull, se da en la ciudad de México sin control alguno, pues tan sólo en el mercado de Sonora hay 16 establecimientos que venden perros sin documentación, "Tengo unos de a 600 pesos, pero los papás de estos eran buenos para rifarse un tiro. Te van a salir buenos para los entrones, te lo garantizo", asegura un joven en el Local 294.

En su mayoría los Pitilleros se venden los perros entre ellos mismos, resultado de cruzar canes que ya han demostrado su habilidad para el combate.

LA POLICÍA NO VE

Este fenómeno no excluye a policías, quienes con frecuencia apuestan en los estratos bajos y medios, e incluso se sabe de algunos miembros de los cuerpos de seguridad pública que están coludidos con las mafias.

El delegado de Iztapalapa, René Arce Islas, denuncia que hay complicidad entre patrulleros y dichas mafias. "Los vecinos han denunciado que las patrullas presencian el espectáculo y no hacen nada y después se les ha visto recibiendo sobornos de los organizadores".

Según Arce, la explicación de que haya peleas de perros en Iztapalapa, obedece principalmente a su cercanía con Neza, cuyo alcalde, Héctor Miguel Bautista López, se negó a responder sobre la problemática, donde aquéllas son comunes. De acuerdo con el funcionario, las colonias donde más denuncias se presentan son: Desarrollo Urbano, Quetzalcóatl, Ermita, Zaragoza, Ejército de Oriente y Ejército Constitucionalista.
Incluso Rodrigo Galindo González, quien fuera comandante del Cuerpo Canino en el Municipio de Texmelucan, Puebla, en 1999, reconoció que supo de dos policías que estaban involucrados en peleas de perros, pero como jamás existió una denuncia formal, no se hizo nada al respecto. Narra que estos elementos, cuyo salario era de tres mil pesos mensuales, llegaron a obtener seis mil pesos por evento.

Galindo, ex-entrenador del proyecto canino "Tiburón" de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social, advierte que no existen cuerpos policíacos capacitados para hacer redadas en el caso de peleas de perros, también crítica a las Sociedades Protectoras de Animales, pues "no son capaces de combatir el problema ya que en su mayoría las activistas no salen de sus casas después de las nueve de la noche y las peleas de perros se realizan en la madrugada".

Entrevistadas por separado, Yolanda Bobadilla, protectora independiente de animales y Leticia Saldaña, de la Asociación Activa para la Supresión de la Crueldad Hacia los Animales, A.C., consideran que los "combates caninos" son una mafia casi imposible de erradicar y narran que reciben constantemente denuncias al respecto. Para ellas, el hecho de que las peleas de perros se concentren en zonas marginadas, es resultado de toda la agresividad concentrada en estas colonias por motivos socioeconómicos, misma que sus habitantes proyectan en sus mascotas. Refieren que frente a la pobreza, muchos jóvenes que se iniciaron en esta actividad por hobby, al empezar a recibir ganancias lo vuelven sustento de vida.


LUGARES DE LOS COMBATES

A partir de la investigación, se pudo establecer que las peleas de perros se realizan en Quintana Roo, en el ejido de Bonfil y Cancún; Coahuila; Puebla; Querétaro; en las ferias de San Marcos y Texcoco, así como en las delegaciones Cuauhtémoc, Tláhuac, Alvaro Obregón, Iztapalapa, Chalco, Ecatepec y Nezahualcóyotl.


COMER Y BUFAR

Para que respondan en las peleas, los perros son entrenados desde pequeños, aumentando su agresividad. Se la pasan casi todo el tiempo amarrados y cuando se les saca a pasear, es con pechera y gruesa cadena, para que el animal se fuerce a caminar y vaya bufando; esto sirve para incrementar su estrés, mismo que lo hará más salvaje a la hora del combate.

Entre los entrenamientos más comunes está el hacer correr al animal arrastrando una llanta (a veces se le colocan pesos extra) para fortalecer e incrementar su resistencia. Por ser una de las zonas más sensibles, se les enseña al futuro gladiador a morder con las patas hacia atrás, poniéndolo a lanzar tarascadas a una cámara de llanta, al tiempo que se le golpean las patas con un palo con clavos. Así con base en el dolor, aprende a cuidarse las extremidades.
Hay quienes además utilizan perros criollos para el entrenamiento, pues una vez despertada su agresividad, el futuro gladiador destazará fácilmente. Al mismo tiempo que se le van proporcionando mañas para la pelea, también lo acostumbran a la sangre.

Estos perros también se transforman en un peligro contra las mascotas de sus vecinos, como le sucedió a "Max" (un perro de raza French Poodle), de la Unidad Batallón de San Patricio, en la colonia Molino de Rosas, que fue despedazado frente a sus amos por un Pit Bull entrenado para el combate, según consta en una denuncia de hechos interpuesta el 23 de abril de 2002 ante la Procuraduría Ambiental (PROFEPA).

El ataque a "Max", también llevó a sus dueños a interponer una querella ante la Procuraduría Capitalina (PGJDF) en contra de Enrique González, dueño del Pit Bull, por el delito de daños en propiedad ajena, según se desprende de la averiguación A0-1/1346/02-04.

DEFENSORES DE ANIMALES

Por su parte, el diputado local Arnold Ricalde de Jager, asegura que a pesar de recibir por lo menos una denuncia a la semana, no ha habido ningún operativo contra la organización de peleas de perros. Según el legislador, la PROFEPA es la autoridad competente para recibir las denuncias y vigilar el cumplimiento de la ley de protección de los animales, donde se prohíben las peleas de perros, ilícito tipificado en el artículo 25.

Sin embargo, Rolando Cañas, responsable del área jurídica de la PROFEPA, niega haber recibido denuncia alguna en torno a peleas de perros, a pesar de que el legislador por el Partido Verde asegura haber interpuesto "varias querellas".

El diputado también advirtió que en una pelea de perros hay violaciones contra las leyes federales, ya que se realizan apuestas, circulan drogas, hay armas prohibidas y además se considera que se podría tipificar el delito de delincuencia organizada. Afirma que la actual situación "no podría explicarse sin la complicidad de policías".

Categórico, en su oficina de la Plaza de la Constitución, da detalles: Se realizan peleas de perros en Avenida Camarones (a la altura de Puente de Aquiles Serdán), en el parque México de la Colonia Condesa, en Avenida Flores Magón, en Tepito, en Nezahualcóyotl y en Iztapalapa.

Según él, el problema debe ser combatido desde su raíz, esto es: vigilar el origen y destino de las razas consideradas de pelea, pues incluso la ley así lo establece para todos los canes.


COLISEO EN EL SIGLO XXI

Con nueve años de experiencia en entrenamiento canino de guardia y protección, Rodrigo Galindo compara a un perro de pelea con un boxeador, en cuanto a alimentación, peso y entrenamiento.
Añade que las técnicas varían, pues por ejemplo, hay quienes a sus animales les dan una alimentación balanceada para tenerlos fuertes a la hora del combate y, en contraparte, otros los dejan varios días sin comer, para que el animal llegue completamente estresado a la contienda y se despierte en él una mayor agresividad.

Explica que el perro más utilizado en las peleas es el llamado Pit Bull, (American Pit Bull Terrier, mismo que fue creado a partir de la cruza de Bull Dogs y Terriers para obtener una raza de pelea. Sus antecesores, los Bull Dog, se utilizaban en el Coliseo Romano para pelear contra toros y osos. Esta raza es muy fuerte, con mucha tolerancia al dolor, gran resistencia y agilidad. De hecho, esta raza es considerada peligrosa por algunos activistas en pro de los derechos de los animales como Yolanda Bobadilla, quien propone la supresión de estos perros en México.

Ante esto, González Galindo dice que es una tontería, pues se trata de perros que también pueden servir como guardia y protección, como mascotas o en la detección de narcóticos, además, asegura que lo animalitos utilizados para peleas pueden ser "rehabilitados".

El Pit Bull, no es reconocido por la Federación Calófila Mexicana, por lo que se creó la Asociación Mexicana del Pit Bull Terrier Americano en 1977, con el fin de erradicar la imagen del animal como perro de pelea, para lo cual organizan competencias de obediencia. No obstante, fuentes confidenciales aseguran que uno de los miembros del jurado calificador, "Fulano" Barrera, organizaba peleas de perros clandestinas hace algunos años.

Por Silvia Ortíz

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