GATOS

1.    Introducción

Varios autores sugirieron medios para ayudar a las personas que intentan de mejorar el bienestar de los animales de investigación. Beaver (1989) propone cinco métodos básicos que pueden usarse para modificar el ambiente de un animal, de manera que este pueda vivir y producir a su plena capacidad. Estos métodos incluyen el enriquecimiento del comportamiento, congéneres sociales, aparatos artificiales, actividades de busca de alimentos, y el control del ambiente.

En sus comentarios sobre los cinco métodos de Beaver, Spinelli (1989) expresa su desacuerdo sobre su definición de enriquecimiento. Sin embargo, reconoce que hay una variedad de estrategias que, utilizadas solas o en combinación, favorecen el bienestar psicológico de los animales de laboratorio. Spinelli afirma que el enriquecimiento ambiental y el bienestar psicológico de un animal "puede ser una de las áreas más importantes de estudio en la ciencia de los animales de laboratorio para los próximos años."

Las cinco áreas de Beaver será interpretadas a la luz de los sistemas reconocidos de comportamiento de los gatos (Felis catus). Tales sistemas representan los comportamientos típicos de la especie, que son coordinados para servir una función específica que tiene un valor de adaptación (Catcott, 1975). Como tal, todos se deben integrar, en una medida más o menos grande, en cualquier modelo que pretende respetar óptimamente las necesidades de los animales que cuidamos, y evitar que sufran. Estos sistemas incluyen los:

comportamientos sociales                                            comportamientos sexuales
comportamientos de alimentación                               comportamientos padres/progenie
comportamientos de eliminación                                 comportamientos de comodidad
comportamientos de juego                                            comportamientos de descanso/locomoción
comportamientos exploratorios                                     comportamientos agonísticos

Los comportamientos típicos de la especie que ocurren en el ambiente doméstico, son coordinados para servir una función especifica que tiene un valor adaptativo; no deberían, por lo tanto, ser una respuesta provocada en reacción a algún estrés externo. Por ejemplo, rociar con orina es un comportamiento normal en el ambiente silvestre, pero es una señal de comportamiento de conflicto en animales domésticos mantenidos en cuartos cerrados. Debemos tener un conocimiento de los tipos de comportamiento normales de las especies animal, a fin de que los cuidadores de los animales puedan identificar los comportamientos anormales y atenderlos. Hart y Pedersen (1991) trataron extensivamente de estos dos tipos de comportamientos.

En la ausencia de datos científicos que permitirían de elaborar un mejor programa de manejo, se presume que, en general, es muy deseable tratar de reproducir el hábitat natural para animales mantenidos en cautividad. Generalmente, para la mayoría de las especies, eso se realiza con una serie de modificaciones, por ejemplo, excluyendo ciertos aspectos como los predadores que las especies animales tendrían que enfrentar en su ambiente natural (Beaver, 1989). Sin embargo, para los predadores, Markowitz y Laforse (1987) discutieron de las presas artificiales como medio de enriquecimiento del comportamiento.

2.     Enriquecimiento del comportamiento

El enriquecimiento del comportamiento debería, en general, favorecer y promover un repertorio completo de comportamientos normales (etograma) para los animales domésticos, mientras que previene el desarrollo de comportamientos anormales. En cualquier programa de enriquecimiento del comportamiento, es conveniente incluir estímulos físicos y objetos que favorecen la expresión de comportamientos propios de las especies.

Se puede evaluar el éxito de tal programa, midiendo hasta que punto este impide el desarrollo de anormalidades de comportamiento y favorece el comportamiento normal, o minimiza la expresión o elimina las anormalidades preexistentes demostradas con anterioridad por un individuo o el grupo.

La extensión del territorio de los gatos domésticos varía enormemente según la densidad de la población, las necesidades (el hambre), el instinto (caza, acoplamiento), y las barreras naturales o artificiales, tales como ríos, cercos, etc. Mientras que los gatos domésticos que viven en áreas rurales pueden recorrer decenas de acres diariamente, a medida que se extiende la urbanización, el territorio se reduce usualmente a un quinto de acre o menos (Morris, 1986).

Aunque Leyhausen (1990) y Beaver (1981) hayan descrito los gatos como animales solitarios no sociables, algunos autores dudan ahora de la veracidad de esta afirmación, así como también de la importancia de la crianza selectiva para cambiar su naturaleza social (Morris, 1986; Liberg y Sandell, 1990; Hurni y Rossbach, 1989). Aun ahora, la mayoría de los gatos no son muy sociables, porque ellos todavía necesitan su espacio propio y su intimidad. Sin embargo, los individuos compatibles pueden compartir su espacio de predilección (la casa, un cuarto o aun una silla), así como su territorio (el jardín, el vecindario o acres de la finca) (Morris, 1986; Leyhausen, 1990; Macdonald y Moehlman, 1982).

3.    Congéneres sociales

En la medida de que el "confinamiento individual" se considera una situación anormal para la mayoría de las especies (Beaver, 1989), es necesario estudiar el papel de los congéneres en el desarrollo del bienestar y del enriquecimiento del comportamiento de los gatos domésticos. Una abundancia de información anecdótica sugiere que el alojamiento en pareja y en grupos estables constituyen excelentes alternativas al aislamiento en jaula, tanto para gatos como para otras especies. Sin embargo, todavía hay que demostrar con datos científicos esta y otras funciones sociales importantes para el bienestar del comportamiento en los gatos.

Beaver (1981) informa que, aunque el proceso de socialización en los gatos no sea bien conocido, se puede pensar que tiene lugar en el intervalo crítico entre el nacimiento y las nueve semanas de edad. Los gatos destetados a una edad temprana y criados en aislamiento, luego se mostraron excesivamente activos, confusos en su comportamiento y miedosos frente a situaciones novedosas (Seitz, 1959).

En su periodo de desarrollo, es esencial para su bienestar que los gatitos mantengan relaciones constantes con sus congéneres. Blackshaw (1985a) nota que: "Los gatitos criados en la ausencia de otros gatos desde la séptima semana de vida-y que no tuvieron la posibilidad de juegos sociales-luego demostraron poco control en sus comportamientos de ataque y de escape, así como en sus relaciones sexuales y con sus parientes."

Hallazgos similares con respecto a la privación social se han observado en otras especies, incluyendo los terneros (Broom y Leaver, 1978), los roedores (Rosenzweig y Bennett, 1977), y los perros (Scott y Fuller, 1965).

Para una mejor adaptación al ambiente de investigación, sería preferible criar los gatos en el laboratorio mismo, y que estén en contacto con el personal antes de siete semanas de edad. Los contactos humanos regulares son también importantes (Beaver, 1989; Karsh y Turner, 1990) a fin de mantener la continuidad de la socialización con los humanos. Beaver (1981) nota que la manipulación excesiva puede ser estresante para el animal no socializado o no sociable.

Los estilos de los cuidadores afectan el comportamiento de los animales (Beaver, 1981, 1989; Hurni y Rossbach, 1989; Fox, 1986). Se considera que los cuidadores calmos, gentiles y de buen humor, contribuyen a reducir el estrés en una población animal.

Los estímulos visuales pueden mejorar también el bienestar comportamental.

Para la mayoría de los animales, es preferible evitar al máximo los cambios en la rutina. Por ejemplo, hasta la introducción de un nuevo técnico puede cambiar las enzimas del hígado en chimpancés (Moor-Jankowski y Mahoney, 1989). Hemsworth y Barnett (1987) informan que un comportamiento inconsistente tiene por efecto en el cerdo de aumentar el miedo hacia los humano.

4.    Medios de enriquecimiento (dispositivos artificiales)

Habiendo reconocido la necesidad de proveer una jaula de tamaño adecuado, limpia, segura, y dotada de una cama apropiada, conviene ahora de satisfacer las necesidades de actividades, mediante la introducción de elementos complejos dentro de la jaula. Los dispositivos de enriquecimiento incluirán, por ejemplo, juguetes, postes de rasguña, aparatos para trepar, caños de PVC para la privacidad y el juego, etc. Para motivar un gato a la actividad, se colgará un objeto que puede aporrear o mirar, o se le proveerá con un objeto que hará rodar (Beaver, 1981).

El concepto de novedad es importante en cuanto a los artículos de juego para gatos. Muchos observadores reportan que la exposición continúa a un objeto, reduce su valor lúdico hasta que el gato llegue rápidamente a ser indiferente al juguete; pero el hecho de quitárselo por un corto periodo de tiempo suscitará de nuevo su interés.

La edad de los gatos también es importante. Los gatitos necesitan muchos objetos para satisfacer su gusto del juego. El comportamiento de juego en gatitos ocupa casi 10% de su tiempo, y se considera que eso ayuda en la adquisición de informaciones y de habilidades; ellos aprenden así el valor comunicativo (mensaje y significado) de los dispositivos, particularmente los "niveles de dispositivos" (Blackshaw, 1985a).

5.    Actividades de búsqueda de alimentos

Las actividades de búsqueda de alimentos se pueden organizar de manera a favorecer el enriquecimiento ambiental y comportamental. Desafortunadamente, aunque mucho se ha escrito sobre las actividades de búsqueda de alimentos para los primates no humanos (PNH), hay poca literatura sobre los gatos domésticos. Hasta recientemente, se creía que el abastecimiento adecuado de agua y de alimentos encontraba las necesidades "alimentarias" del animal. Este enfoque niega claramente la existencia de una gama compleja de comportamientos de los gatos como predadores, que incluyen, entre otros, buscar, perseguir, coger, matar y comer la presa (el alimento). Cuatro de estos cinco comportamientos son redundantes para los animales alimentados con comida nutritiva y abundante, y se les quitamos la oportunidad de expresar tales comportamientos.

La dieta de los gatos silvestres incluye roedores pequeños, pájaros, etc., que tienen material vegetal parcialmente digerido en sus intestinos. Las apetencias que muchos gatos tienen de consumir pequeñas cantidades de hierbas, de plantas de casa, etc., puede reflejar un deseo para material vegetal en una forma más natural que el alimento comercial para gatos (Leyhausen, 1990; Beaver, 1981; Blackshaw, 1985b; Beaver, 1980). Existen varias maneras de satisfacer estas necesidades (p. ej., dar cantidades pequeñas de hierbas frescas o de otras plantas comestibles, o verduras cocidas que no causan irritación gástrica).

Ciertos factores también influyen sobre el apetito del gato, tales como la intensidad de ruido y de iluminación, la presencia o ausencia de gente, el tipo de escudilla y su limpieza, y la presencia o ausencia de otros gatos (Scott, 1975).

Las pruebas de preferencia demostraron que los gatos prefieren su comida a 30C (86F) (McKeown y Luescher, en prensa). Aunque no pueda ser posible o necesario de siempre tomar en cuenta esta preferencia, este conocimiento es básico para el mejoramiento del cuidado de animales que experimentan un estrés atípico (p. ej., anorexia parcial siguiendo una cirugía), o cuando se agregan nuevos individuos en el grupo, etc.

La mayoría de los gatos no gustan de comer en escudillas estrechas y profundas, mientras que algunos solamente beben en este tipo de escudilla, sumergiendo una pata y lamiéndose el pie. Si un animal no come en un recipiente puesto en el piso, se puede colocar la escudilla sobre un soporte.

Algunos gatos prefieren agua limpia fresca que se dejó por un tiempo hasta eliminar los olores químicos del tratamiento de purificación del agua. Otros gatos se niegan a beber a menos que sea desde una fuente corrida, tal como un grifo que gotea. Muchos gatos hesitan de comer o beber en un recipiente contaminado con el olor o la saliva de otro gato. Obviamente, siendo lo que sea el modo de cautividad, estos factores y muchos otros más son importantes para proveer condiciones de alojamiento óptimas para los gatos.

Cualquier esfuerzo para proveer a las necesidades sociales y de comportamiento de los gatos deberían tomar en cuenta las idiosincrasias de comportamiento que reflejan la naturaleza quisquillosa de los felinos. Por ejemplo, los gatos dan mucha importancia a las texturas; la textura de su alimento puede afectar su apetito; la textura de las áreas de descanso y de dormir puede determinar su preferencias al respecto.

Muchos gatos no usarán un baño de gato ("litter box") ensuciada por otro gato. Desde luego, muchos gatos tienen preferencias para una caja de cierto tipo o textura y no usarán otras. Aun la ubicación de las de alimentos y de agua, así como también de los lugares de descanso, de las puertas, etc., pueden tener un impacto importante sobre el bienestar de los gatos.

6.     Control del ambiente

Se cree generalmente que el bienestar de un animal se mejora cuando este mismo ejerce cierto control sobre su ambiente (Line, 1987). Que sea expresado de manera negativa, como "disminuir el estrés" o de manera positiva, como "enriquecer el ambiente", continuamos a buscar maneras que permitan a los animales expresar sus deseos o necesidades individuales. Así, los gatos se asustan menos frente a ruidos súbitos cuando están acostumbrados al ruido de emisiones de radio durante horas de trabajo, y también se acostumbran más fácilmente a voces extrañas (Hurni y Rossbach, 1989).

Una gama de temperaturas dentro de los corrales permite a cada animal encontrar su lugar de descanso preferido. Corrales seguros interno-externos ofrecen aun más libertad de elección y, por lo tanto, más grados de control. La elección de textura, de altura, de temperatura, y el grado de confinamiento, son ejemplos de algunos métodos de enriquecimiento ambiental para los animales. Está bien conocido que los gatos disfrutan de un lugar caliente y soleado para dormir.

Muchos gatos también aprecian de poder elegir la altura de sus lugares de descanso (plataformas apropiadas, por ejemplo) (Beaver, 1989; Blackshaw, 1985a). En condiciones de alojamiento de grupo, el programa de enriquecimiento será aun mejorado si cada gato tiene acceso a su lugar de descanso a su altura preferida.

Algunos prefieren dormir al lado de otro miembro del grupo. También se nota que algunos gatos prefieren dormir sobre telas lanosas y mantas confortables (lavables).

MuchAlgunos prefieren descansar en un lugar obscuro y aislado (Beaver, 1981); otrosas observaciones anecdóticas con respecto a gatos han sido bien documentadas en otras especies. Por ejemplo, Chamove y Anderson (1989) informan que una especie de monos arborícolas, los calitriquidos, raras veces bajan al suelo en su medio natural. En cautividad, estos monos casi nunca bajan sobre un piso raso (1% del tiempo); sin embargo, este tiempo se decupla si se cubre el piso de una cama de hojas. Obviamente, como el piso puede ocupar hasta el 40% de la superficie total y más de 60% de la superficie horizontal, las preferencias de textura representan un argumento importante para favorecer el enriquecimiento ambiental para muchas especies.

La posibilidad de previsión y control son variables importantes para reducir estrés. Por lo tanto, cuando no se pueden proveer medios de control, el hecho de permitir al animal algún grado de previsibilidad es una estrategia que debería mejorar el bienestar (Beaver, 1989).

Se debe interpretar el concepto de previsibilidad a la luz de los comportamientos característicos de las especies. Por ejemplo, algunas especies tales como los primates superiores pueden responder positivamente a cualquier cambio en tiempo y contenido de rutina alimentaria (Line, 1987), mientras que otras especies podrán experimentar una angustia innecesaria frente a derogaciones que afectan su rutina. Los cambios de horario de alimentación y de limpieza que pueden ocurrir durante el fin de semana son ocasiones de estrés para los animales acostumbrados a la rutina (Beaver, 1981).

7.    El alojamiento

El alojamiento de grupo constituye el medio menos estresante para los gatos de investigación, principalmente cuando disponen de muchas plataformas de descanso (Beaver, 1989). Es posible determinar la compatibilidad de pares o de pequeños grupos, por la observación de los animales que se sientan cerca uno al otro.

Se debe proveer cercados o jaulas dotadas de plataformas verticales adecuadas y utilizables (p. ej., estantes o estructuras en forma de árbol con plataformas). Cuando hay gatitos, una tabla inclinada u otro objeto similar les dará acceso a niveles más elevados. Los gatos alojados en grupo prefieren dormir sobre una superficie de piso caliente (McKeown, com. pers., 1990).

El animalario debe ser dispuesto de manera tal que haya áreas reservadas para satisfacer las necesidades naturales de los animales y para comer. En relación a sus necesidades, la provisión varios baños de gatos puede reducir la posibilidad de negación por parte de un animal de utilizar una caja en particular.

Es posible que animales alojados individualmente, pero en cajas vecinas, manifiesten agresividad. La adición de un escondite obscuro y aislado (p. ej., una caja), les permite retirarse de un ambiente estresante (Beaver, 1981). [En los PNH, también se comprobó el beneficio de la adición de un panel de aislamiento (Reinhardt, 1990).]

Si los animales deben ser alojados individualmente para una experimentación, entonces, cuando sea posible y apropiado, los animales se deberían colocar de nuevo con su grupo de origen entre las sesiones de estudio. Las hembras se consideran como mejores sujetos para una cautividad a largo plazo, pues generalmente se llevan bien juntas y se acostumbran al grupo después de una exposición con sus congéneres durante varios días por periodo cortos (Hurni y Rossbach, 1989).

Cuando posible, todos los animales alojados en cercados pequeños deberían ejercerse diariamente, a menos que sea contraindicado por su estado de salud o por el protocolo de experimentación.

Algunos autores, como Hurni y Rossbach (1989), sugieren de alojar separadamente los machos intactos a partir de cuatro a seis meses de edad, a menos de dejarlos con sus compañeros de camada y que no se introduzca ningún animal extranjero. Sin embargo, Taylor (com. pers., 1990) informa haber tenido éxito a largo plazo con varias colonias de machos intactos alojado en grupos de 6-14. Los recién llegados, introducidos con precaución, ocasionaron un desorden mínimo y en más de dos años de observación, se notaron solamente tres o cuatro episodios de agresión más intensa que la normal. Ninguno resultó seriamente herido durante estos episodios, y en cada uno de estos, fue suficiente retirar un animal del grupo para restaurar la armonía.

Los animales no sociables deberían también estar alojados individualmente, porque los otros gatos representan para ellos el mayor factor de estrés. Además, se debe aislar en jaula ciertas categorías de animales: los gatos machos intactos no guardados en un harén con fines de reproducción, los gatos que recuperan de cirugía, y los animales de experiencia en proceso de acondicionamiento. Sin embargo, los gatos pueden formar lazos afectivos. Esto se puede ilustrar a veces por la manifestación de angustia siguiendo una separación (McKeown, com. pers., 1990).

8.    Comportamiento maternal

La duración de la gestación en el gato dura de 60 a 68 días, con un promedio de 65 a 66 días. Durante el último tercio de preñez, ocurren cambios de comportamiento evidentes, aunque algunas hembras hayan demostrado más docilidad. Conjuntamente con una ganancia rápida de peso, debida primariamente al crecimiento fetal, hay un aumento del apetito, una baja de actividad, y una disminución de la agilidad. También puede suceder que haya hinchazón de las mamas.

En la semana inmediatamente precediendo el parto, la gata busca un lugar obscuro y seco donde permanecerá relativamente tranquila. Una caja de nidación será apropiada. Durante este mismo período, la gata gasta generalmente gran parte de su tiempo aseándose, particularmente en las regiones mamaria y perineal. También puede llegar a ser más irritable o defensiva, posiblemente como resultado del estrés extremo asociado con este tiempo de la preñez .

Cuando se aproxima el momento del parto, la hembra llega a ser cada vez más inquieta, araña el piso o el material de nidación, y toma una postura como para defecar. Algunas gatas maúllan, especialmente las siamesas, y algunas llegan a ser excesivamente angustiadas y hasta histéricas (Fox, 1974).

Cada una de las cuatro fases del parto difieren mucho, pero el orden queda el mismo en la mayoría de los casos. El inicio de cada nueva fase es generalmente marcada por un brusco cambio de comportamiento, desde las contracciones que causan el lamido de la región génito abdominal, al consumo de la placenta (Beaver, 1980).

Hurni y Rossbach (1989) sugieren que las gatas alojadas en grupo tengan acceso a una jaula de parto, en la cual estarán encerradas de noche y durante un medio día; esto, a partir del momento que precede inmediatamente el parto, hasta cuatro a seis semanas después. La hembra que se pone de nuevo en su cercado por algunas horas en la mañana y la tarde, conserva así relaciones sociales con su grupo, y se reduce el estrés relativo a los cambios de jerarquía.

9.    Animales de origen desconocida vs animales de cría

Como se considera positivo de alojar animales de investigación en un ambiente social, es muy ventajoso agrupar animales que son genotípicamente sociables. La tendencia que tienen los gatos para desarrollar fácilmente relaciones sociales es una característica presente en los genes del macho (McKeown, com. pers., 1990). Es entonces posible de seleccionar correctamente a gatos genotípicamente sociables en poblaciones específicamente criadas por estas fines. También, los gatitos que crecen en medio de congéneres sociables, llegan a ser más sociables que esos criados con congéneres no sociables (Schar, 1983). Por la eliminación de los animales que presentan características indeseables aun después de una socialización adecuada (Ringler y Peter, 1984), se puede mejorar aun el proceso de selección, incluyendo en la población de animales con un comportamiento adaptado al ambiente experimental.

Para ciertos tipos de estudios, el uso de gatos de cría tiene ventajas que mejoran la calidad y la validez de la investigación. Estas ventajas incluyen una condición sanitaria conocida, así como un control sobre la edad del animal, sobre los factores genéticos y el medio ambiente. Esto permite la producción y el uso de una población mucho más uniforme y de estatuto conocido. Como las pérdidas son menores, los resultados son más válidos, y por lo tanto no se necesitan tantos animales. Los gatos guardados en un ambiente de investigación tienen entonces muchas ventajas desde el punto de vista del bienestar social y del comportamiento.